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El Terrorismo en la Economía

El terrorismo, tal y como nos dice la RAE,  es la forma violenta de lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general. A parte de la lamentable e irrecuperable pérdida de tantas vidas humanas genera otras consecuencias inmediatas y negativas sobre la economía, difícilmente cuantificables.

En primer lugar,  un ataque terrorista, como cualquier desastre, tiende a reducir la riqueza de un país por su destrozo de su stock de capital humano, los muertos y heridos, y de capital físico, las infraestructuras destruidas o dañadas. Pero, al mismo tiempo, tiende a aumentar el flujo que se produce con dicho stock, es decir, a incrementar la renta nacional, ya que se movilizan miles de personas y abundantes medios públicos y privados para paliar sus devastadores efectos, con lo que aumenta la actividad y la renta. Aparte, tiene un efecto muy general sobre la confianza y la seguridad de los ciudadanos y especialmente sobre las expectativas de los consumidores y de los inversores, ya que crea una incertidumbre enorme en su quehacer diario y en las decisiones que tienen que tomar.

(Atentado Terrorista "11-S New York") 
No hay nada peor para las decisiones económicas que la incertidumbre; los agentes económicos se pueden adaptar al riesgo y, de hecho, los inversores viven de él, pero nadie sabe cómo actuar en un entorno totalmente incierto y, en este caso, difícilmente controlable. La incertidumbre pura es la situación en la que no se sabe nada sobre la probabilidad de que un determinado acontecimiento ocurra o vuelva a ocurrir (1). Por el contrario, el riesgo puro es la situación en la que, por lo menos, se tiene la incertidumbre de que la probabilidad puede oscilar entre 0 y 1, y la certeza pura es la situación en la que se sabe que la probabilidad es 0 o es 1. Nos encontramos, pues, ante un caso extremo de incertidumbre, ya que no afecta sólo a la economía, sino sobre todo a la misma vida de las personas.

Por otro lado, tenemos 2 industrias muy vulnerables al terrorismo como son los seguros y el turismo. No todas las compañías de seguros pagan en caso de terrorismo internacional o guerras extranjeras, por lo que el impacto es probablemente menos de lo que se podría esperar. Sin embargo, el terrorismo es un negocio arriesgado para todos, y las compañías de seguros odian el riesgo tanto como cualquier otra persona.

Gráfico extraído de es.statista.com
El turismo es aún más preocupante. En Francia, por ejemplo, el turismo representa aproximadamente del 7 al 8% del producto interno bruto (PIB) total. Vanguelis Panayotis, director de la consultora de turismo de MKG, dijo a Reuters que esperaba una caída del 30% en los visitantes a Francia en el mes posterior a los ataques de Niza (2016).

En una escala más amplia, el terrorismo perjudica el comercio internacional. Esto puede deberse a amenazas inminentes, como rutas comerciales comprometidas y sistemas de distribución, o debido a las reacciones psicológicas y físicas al terrorismo. Esto también significa menos inversión extranjera directa (IED), especialmente en países inestables (2).

¿Cómo afecta el terrorismo al Estado?

Podemos responder esta pregunta con el viejo refrán de “la guerra es la salud del estado.” Esto significa que, en tiempos de conflicto, los gobiernos reactivos y los ciudadanos nerviosos están mucho más dispuestos a renunciar a las libertades económicas y políticas a cambio de seguridad. Esto podría resultar en impuestos más altos, déficits gubernamentales más altos y una inflación más alta. Durante la guerra, el gobierno a menudo implementa controles de precios e incluso, a veces, la nacionalización de las industrias.

Los gobiernos son menos eficaces en la gestión de los recursos para la actividad económica productiva que los particulares, especialmente cuando esos recursos son cooptados para alcanzar un objetivo militar estratégico. Cuando los gobiernos se militarizan, la economía privada sufre. Como el economista e historiador Robert Higgs demostró en su libro “Crisis y Leviatán”, muchos controles gubernamentales permanecen en el mismo lugar mucho después de que terminen las campañas militares.

Por último, cabe destacar como el terrorismo afecta a que haya un mayor nacionalismo y escepticismo extranjero. El riesgo final para la economía es el riesgo político. Esto ya se puede comprobar en los Estados Unidos y Europa desde 2016, donde ha habido un aumento en el escepticismo de las culturas extranjeras, las empresas, los trabajadores inmigrantes y los refugiados. Los movimientos populistas ya han ganado una especie de victoria en el Reino Unido, donde los sentimientos anti-globalistas y anti-comercio ayudaron al Brexit. Este tipo de acontecimientos políticos importantes tienen una caída económica incierta en todo, desde la moneda hasta el comercio y la diplomacia.

El cierre de las fronteras del comercio y de los trabajadores inmigrantes reduce el tamaño y la diversidad de las transacciones económicas y limita los recursos productivos. Los economistas desde Adam Smith sostuvieron que la división del trabajo y las ganancias del comercio se limitan al tamaño de los factores de producción disponibles. Así como una sola casa o ciudad es menos productiva si solo depende de los recursos internos, las economías nacionales también se limitan en la medida en que detienen a los productores y consumidores externos.


Video síntesis de Gay de Liébana sobre el impacto económico de los atentados del viernes 13 de noviembre de 2015 (París) tienen y tendrán sobre la economía francesa y mundial.

FUENTES:

1.- Las consecuencias económicas de los ataques terroristas. Artículo publicado en el diario El País, 13 de abril de 2004, de Guillermo de la Dehesa, presidente del Centre for Economic Policy Research, CEPR (Londres).
2.-Las 5 principales formas en que el terrorismo afecta a la economía. Noticia Fundación Marqués de Oliva.

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