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La burbuja inmobiliaria en España, pasado y futuro

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. A finales del año 2007 nuestro país sufrió el 'pinchazo' de una gran burbuja inmobiliaria, con graves consecuencias económicas que han llegado hasta nuestros días. A pesar de las importantes secuelas que dejó en nuestra economía, el sector  y el Fondo Monetario Internacional avisan de una nueva burbuja inmobiliaria en nuestro país.  ¿Qué pasó con la burbuja en España? ¿se puede repetir? ¿tropezaremos de nuevo?


Entre los años 1998 y 2006 España vivió una burbuja mobiliaria. ¿A qué nos referimos con esta expresión? A un proceso especulativo de la vivienda,  a la desviación persistente de su precio, que se aumenta atendiendo sólo a las expectativas de revalorización en el futuro no a su valor real. 
Es el mismo proceso que la 'tulipomanía', el proceso de euforia financiera que se produjo en Holanda en relación a sus tulipanes en el siglo XVII, donde se llegaron a vender los de la próxima cosecha, llegándose a dar hasta una mansión a cambio. La primera burbuja especulativa.

En estos años se produjo en nuestro país una subida media del precio de la vivienda en un 117%  y la construcción de 5 millones de pisos. El sector inmobiliario se convirtió en una pieza clave de nuestra economía acaparando un 12% del PIB (y según ciertas fuentes, su peso real en la economía rozaba al 30%), dando empleo al 14% de la población activa. (1)


¿Qué factores propiciaron este 'boom'?

-La expansión económica nacional e internacional

-La creación de empleo en nuestro país. 

-Los tipos de interés bajo y sobre todo las facilidades concesión de hipotecas. Las instituciones financieras (principalmente las cajas de ahorro) prestaron con muy poca firmeza a personas que no ofrecían garantías suficientes de devolución de dichos créditos. Y el Banco de España por su parte no fue lo suficientemente riguroso en su labor de control sobre las mismas instituciones financieras.

-Las expectativas de obtener grandes plusvalías por la subida constante de precios, generó demanda constante de vivienda como medio de inversión. 

-Los gobiernos (nacional, autonómicos y municipales) propiciaron también la construcción como una vía de desarrollo, ignorando los riesgos de una expansión descontrolada.

-Los ciudadanos, que participaron en la locura compradora, se endeudaban de forma desmesurada sin pensar en las repercusiones, y a veces llegando a incluir en su hipoteca bienes de vida útil muy corta (viajes, coches). (En 2006, según Bankinter, los ciudadanos llegaron a destinar hasta el 50% de su sueldo para pagar una hipoteca, situándose en diciembre de 2018 en el 30% según el Colegio de Registradores).

-Las constructoras, en vez de construir viviendas con porcentajes de compras sobre planos asegurados, entraron en un sistema de especulaciones, donde podían llegar a ganar más con la compra venta de suelos que con la propia promoción inmobiliaria.

El sector de la vivienda se convirtió en la gallina de los huevos de oro.


En 1991 España poseía 17,2 millones de viviendas para una población total de 39 millones de habitantes, solo 20 años más tarde estaría en 27 millones de viviendas por una población de 47 millones.

¿Pero qué pasó a finales de 2007 en nuestro país? A partir del año 2006, empezaron a reducirse las ventas de viviendas y con ellas los precios. Comenzaron también a subir los tipos de interés y se frenó el mercado de compra y venta, la actividad constructora y la inversión. Pasaron de 
 de construirse unos 800.000 pisos en el año 2007, a poco más de 50.000 en el 2013. Y, como consecuencia, muchas familias no pudieron hacer frente a su hipoteca, se cerraron las constructoras, la tasa de desempleo se situó por encima del 25% y más de un millón de viviendas se quedaron sin vender.  (La Burbuja Inmobiliaria Española. Causas y Consecuencias)

Parece improbable que no aprendamos de los errores. Sin embargo, el repunte de la venta de viviendas en 2018, el incremento excesivo de los alquileres, sobre todos turísticos, el aumento de los precios en algunas ciudades, el repunte de la economía o la bajada del euribor despierta el miedo a volver a tropezar, más aún cuando el Fondo Monetario Internacional hace un llamamiento a España para que vigile su mercado por 'unas primeras señales de sobrevaloración'.

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